divendres, 5 de desembre del 2014

Altai (Gobi)





Descargamos la moto en Altai. En las afueras del pueblo encontramos un terraplén donde acercar el camioncillo para facilitar la descarga de la moto. Nos ayudaron a bajar los más de 300Kg varios jóvenes que se acercaron curioseando. En Denver, ataron la moto con una sola cuerda larga y tanto Jordi como yo creímos que la moto se movería o que tendríamos que parar para tensarla de nuevo, pero al descargarla nos dimos cuenta de que esta gente tienen esto muy  por la mano, no se habia movido nada.
Encontramos una Wi-Fi abierta para consultar en Internet y pudimos buscar varias opciones de hotel en la ciudad. Nos dirigimos al más económico y resultó ser bastante básico. Jordi pedía un poco mas de comodidad hoy. Fuimos hasta la segunda opción de Booking que resultó ser un buen hotel, caro para nuestro presupuesto pero esta noche merecíamos un plus de comodidad.
La moto tenia que dormir en la puerta del hotel pero estaba segura…habían cámaras! No se si lo he comentado antes pero en estas latitudes, la seguridad se mide por la cantidad de cámaras que estén enfocando…a nosotros no nos ha convencido eso nunca!
Descargamos lo imprescindible de la moto y mientras poníamos las motos siguiendo las indicaciones de recepción del hotel, bajo la mirada de una cámara de seguridad, vimos que a pocos metros y en la acera de enfrente habia una comisaría de policía. Dejamos de lado la efímera seguridad de la cámara y me dirigí a las dependencias policiales.
Intenté dar todas las explicaciones posibles para conseguir parking seguro y cada vez, mi interlocutor me remitía a un superior suyo. Acabé hablando con el Jefe, cargado de medallas y con la gorra más dorada de todos. Me invitaron a un café y me indicaron dónde podríamos dejar las motos para pasar la noche con seguridad.
Altai es una ciudad comercial, un punto de mucho tránsito de camiones y gente de paso, donde las motos corren más peligro que en cualquier pueblecito donde hubiéramos dormido anteriormente (descartando el que la propia policía nos invitó a abandonar en Rusia). Dentro del recinto policial las pudimos dejar cargadas y nosotros descansar tranquilos.

Después de una merecida ducha salimos a dar una vuelta por los alrededores del hotel para ver qué posibilidades habia para cenar y para intentar buscar un transporte que sacara la moto y a Jordi de Mongolia.
Expusimos el problema del transporte al propietario del Hotel y realizó diversas gestiones sin suerte en aquel momento pero nos dijo que seguiría realizando llamadas. Jordi estaba KO y se quedó en la habitación descansando y yo salí a intentar resolver el problema de mañana.
No es fácil en Altai dar con alguien que tenga una furgoneta suficientemente grande para cargar la GS y que además quiera ir hasta la frontera con Rusia a unos 750Kms por pistas de montaña.
Salí a la calle y empecé a preguntar a toda la gente con la que me cruzaba. Casi nadie sabía inglés y me resultó francamente complicado dar explicaciones convincentes de nuestro problema y de lo que necesitábamos. Paré a furgonetas en medio de la calle, camioncillos, taxistas,…,hablé con policías y no conseguí nada. En una de estas consultas al azar di con una chica que hablaba un poco de ingles y que me sirvió de intérprete para poder explicar mejor nuestras necesidades (Gracias Hulan!). Estuve varias horas y casi todo Altai ya sabia que habia un tipo por la calle preguntando por un transporte….
Volví al hotel sin tener noticias de ninguna posibilidad factible, pues la única era un chico que pedía una barbaridad de dólares.
Al rato llegó al hotel una señora que preguntó por nosotros. Era profesora de inglés. Explicaba que conocía una pareja que vivían cerca de la frontera rusa, que tenían una furgoneta, que eran taxistas, que ahora mismo estaban en Altai, que mañana salían hacia su casa sin pasajeros y que quizá nos podríamos entender en el precio del viaje!!!
Era exactamente lo que pedíamos, además ellos volvían a casa y el precio del viaje podía resultar interesante.
No hizo falta discutir demasiado el precio. Por unos 250$ llevaban la moto y a Jordi hasta Rusia. Ni preguntamos si cabría la moto en la furgoneta…..la haríamos caber como fuera!!!!
Por la mañana a las nueve estábamos desayunando cuando la señora con la que ayer habíamos pactado el transporte apareció en el comedor del hotel. Ahora ya con más calma nos explicó que ella no tenia nada que ver con quienes llevarían a Jordi hacia Rusia, eran solo amigos, pero que alguien le contó la tarde anterior que unos motoristas habían tenido un problema y que necesitaban un medio de trasporte. La táctica de ayer por la tarde habia dado su fruto. Nos presentó a la pareja con la que compartiríamos los próximos dos días. Jordi pagó lo que pidieron y nos dispusimos a meter la GS dentro de la furgoneta. Habían plegado las dos filas de asientos posteriores pero necesitaron desmontar un asiento de la siguiente hilera. Desatamos el petate que Jordi llevaba encima del transportín y la visera delantera porque la moto no entraba por altura. Finalmente la GS encajó con calzador dentro de la furgoneta. Igual que cuando la descargamos al llegar a Altai, al cargar furgoneta tuvimos ayuda de varios transeúntes curiosos. 

Las alarmas de nuestras motos, al desconectarlas emiten un pitido agudo, pero si por algún motivo se han activado, el tono del pitido cambia. Comprobamos así que durante esta noche algo les habia pasado, seguramente algunos policías curiosos debían haberse subido para hacerse alguna foto.  
En estos países la gente se ofrece para ayudar. La falta de costumbre te hace desconfiar un poco al principio pero te das cuenta que los raros somos nosotros, no cuesta nada echar una mano desinteresado a quien ves que lo necesita. Recordemos los motoristas de las ciudades rusas, Egor, ayudas para entender papeleo fronterizo, alojamiento en casas articulares, encontrar direcciones, comida, cargar/descargar moto, reparaciones, visitas guiadas… y más que nos iremos encontrando a lo largo del viaje y que iremos contando.
Jordi subió como pudo a la furgoneta, se acomodó en  el asiento delantero de la SsangYong y partieron hacia el oeste. Tres horas más tarde salí yo detrás de ellos después de visitar la comisaría de policía, aprovisionarme de agua y comida y llenar el depósito de la moto con gasolina de 80oct.
En moto se circula más deprisa en pistas y debía de alcanzarlos antes de acabar el día porque estaba previsto que dormiríamos juntos en una zona de girts a unos 400 kms de Altai.

Empezaba aquí el viaje en solitario. Ya no tenia a nadie en el intercomunicador que me diera conversación, nadie con quien comentar lo que iba viendo, nadie que me esperara ni a esperar en los cruces, nadie a quien seguir ni que me siguiera,…. Una sensación muy extraña después de haber compartido tanto y tantos kilómetros con Jordi. Tenía que tomármelo con más calma, ya no había nadie cerca para echarme una mano si lo necesitaba. Tenia que asegurar más cada paso, cada curva, cada bache, cada zona de arena,…
Por otro lado veía que para Jordi era la mejor salida, no podía continuar. Además habíamos quedado que una vez en Rusia acabaríamos de programar el resto del viaje y que si él no podía continuar haciendo tramos de arena, buscaríamos rutas alternativas o nos encontraríamos más adelante. Tampoco quería hablar demasiado con él del tema porque estaba suficientemente abatido por no poder realizar su sueño por problemas físicos.

Después de Altai el paisaje cambia. Las interminables planicies desérticas que habíamos cruzado se estaban ondulando cada vez más. A mi izquierda se elevaban picos nevados que rompían con la monotonía del Gobi. Empezaron a aparecer los primeros dromedarios. Era la primera vez que los veía en su hábitat y los inmortalicé fotografiándolos compulsivamente. Me acordé de los renos de Finlandia camino del Cabo Norte.
Los primeros que encuentras son la novedad, después pasan desapercibidos a no ser que te los encuentres en medio de la  carretera, dentro de un túnel,…

La ruta no varió demasiado respecto a los dos días anteriores. Pistas rápidas con zonas de arena, ondulados y decenas de pistas paralelas en mi dirección. Cada vez que veía una nube de polvo a lo lejos me desviaba hacia ella para darle caza y controlar que no adelantara la furgoneta que transportaba a Jordi.
Reposté 80oct. (o menos) en un pueblecito donde fui el centro de atención de varios motoristas mongoles. Ellos llevan motos chinas de 125cc de 4tiempos de marcas desconocidas por mí. Muchas de ellas tuneadas con dobles amortiguadores posteriores para aumentar la capacidad de carga, luces extras y altavoces. Varios de ellos me ofrecieron intercambiar montura pero al final no llegamos a trato. Tuve problemas para pagar la gasolina pues el encargado nunca habia cobrado con una tarjeta de crédito y no sabia cómo funcionaba el datáfono. Llamó al responsable varias veces y ni así lo veía claro, esto de que yo marchara sin dejar dinero en efectivo no le convencía. El idioma no ayudaba lo más mínimo. Finalmente pude presionar la tecla verde del datáfono, que era el paso donde estábamos bloqueados y que no me permitía manipular. El encargado vio cómo salía el ticket y tuvo que leérselo y revisar varias veces para quedar medio convencido de que habia pagado correctamente.
Compré agua y un tentempié en una tiendecita de la calle principal y seguí mi camino.
Vi a lo lejos una furgoneta parecida a la que transportaba a Jordi y me desvié hacia ella. Efectivamente eran ellos. Debían haber parado a descansar pero cuando me acerqué vi que salian unas piernas de debajo del motor. 


El conductor estaba reparando una avería y su mujer le iba dando las herramientas que pedía. Habia desmontado todo el frontal de la furgoneta hasta dejar el frontal del motor a la vista. No habia perdido ni una gota del agua del radiador y demostraba que esta operación la había hecho muchas veces antes. Jordi me explicó que se habia roto el rodamiento del tensor de la correa. Sin una ciudad para conseguir el recambio a menos de 400Kms a la redonda, qué posibilidad habia de reparar la furgoneta?
En pocos minutos el conductor tenia el rodamiento roto desmontado. Se habia partido la jaula y las bolas estaban bastante machacadas. Del interior de la furgoneta sacó otro rodamiento usado que llevaba de recambio. Allí mismo, en el suelo de arena, desmontó los dos rodamientos y montó uno a martillazos. Lo untó de grasa y nos miró sonriendo mostrándonos la pieza reparada. La montó, tensó la correa y el motor Mercedes arrancó como si nada hubiera pasado. Dudamos que resistiera mucho pero la verdad es que a día de hoy seguro que el rodamiento sigue en su sitio.
Hemos tenido a una clase magistral de solución y reparación de averías con medios limitados. No es la primera y tampoco será la última a la que asistamos. Aquí no hay asistencia, ni grúas, ni talleres y todo se acaba solucionando.
Caía la tarde y aún teníamos que llegar donde nos dijeron que dormiríamos esta noche. En Altai, la señora que nos encontró el transporte, no dijo que dormiríamos en un gerts y que estaba todo preparado para nosotros. Emprendimos la marcha. La taxi-furgoneta circulaba delante y yo los iba siguiéndolos a cierta distancia para evitar la polvareda. La pista no es que se complicara demasiado pero seguimos cruzando arenales. Las zonas mas blandas eran las propias roderas y a menudo rodaba por fuera del camino para evitarlas.

Empezamos a encontrar montañas y la pista ascendía y descendía descubriéndonos vistas y paisajes increíbles, de los más espectaculares que habia visto jamás teñidos por los últimos rayos del sol que nos habia acompañado todo el dia.
Llegamos al poblado donde teníamos que dormir cuando ya oscurecía.
Callejeamos unos kilómetros por calles llenas de arena y agujeros, entre muros que separaban casas tristonas con tejados de chapa. En el interior de los patios habia vehículos desguazados y montones de  chatarra. Paramos delante de un tiendecita de la que salió una pareja que saludaron al conductor de la furgoneta y a su mujer. Hablaron un buen rato y acabamos entrando dentro de la tienda donde nos dijeron que podíamos comprar la cena allí mismo. Me indicaron que la moto podía dormir en un patio contiguo y que nosotros dormiríamos allí mismo en el suelo. Esta noche no habría gerts, pero ya nos valía. La conversación continuaba y en varias ocasiones subió de tono aunque al no entender absolutamente nada no sabíamos lo que estaba pasando.
Vimos que la conversación se refería a mi y fue entonces cuando me dieron a entender que yo no podría dormir allí. Que el servicio de taxi-furgoneta era para Jordi y su moto pero que no contaban conmigo. El conductor de la furgoneta estaba sentado en un rincón de la tienda cabizbajo y su mujer seguía discutiendo a voces.
Me dijeron que a unos 80 kms de allí encontraría un lugar para poder dormir. En pocas palabras yo sobraba….

Gobi



Jordi lleva ya algunos días con alguna molestia física. Cuando llegamos a la isla de Oljón empezó a dolerle la ciática en una pierna. Mientras va en moto sentado o de pie no le molesta nada. El problema viene cuando se sienta en una silla y tiene que levantarse, el pobre ve las estrellas. Quien haya sufrido una ciática sabe de lo que hablamos, un dolor nervioso, eléctrico, que no amaina con nada y que limita cualquier actividad física.
Por Internet nos hemos puesto en contacto con uno de nuestros colaboradores, Ortopedia Maza, y Santi nos ha estado recomendando ejercicios y estiramientos para combatir este dolor. A parte de darnos la pauta de anti-inflamatorios a tomar para intentar solucionarlo.
Esta mañana parece que el dolor de Jordi es bastante agudo y yo mismo he tenido que sacarle la moto del parking donde la habíamos dejado la noche anterior. Todo esto empieza a preocuparnos un poco ya que nos esperan etapas duras físicamente y Jordi lo pasará mal. Un remedio seria parar y esperar a que la inflamación desapareciera pero no disponemos del tiempo que quisiéramos y decidimos continuar pese al doloroso contratiempo.
El hotel incluía un desayuno estándar de huevos fritos, pan y te (xai) y tras devorarlo salimos a llenar a tope los depósitos y los bidones extras ya que no sabemos lo que nos encontraremos de ahora en adelante. El asfalto termina justo en la entrada gasolinera, la salida ya es arena.
Esta es la primera vez que pisamos un desierto y nos lo tendremos que tomar con calma para ir rodando e ir tanteando la conducción sobre esta superficie.
En nuestro caso, en la zona del Gobi que atravesaremos, encontraremos pistas duras de piedra y grava, arena suelta y compactada, bancos de polvo, suelo ondulado,…, y un río que atravesar.
En mi caso, seguramente por no tener ninguna merma física, le cojo confianza bastante rápido y empiezo los tramos del Gobi incluso a demasiada velocidad. La moto va perfecta, pesa lo suyo pero subo un poco la precarga del amortiguador trasero intentando garantizar no hacer topes en algún badén. El problema de circular sobre este tipo de piso es que a baja velocidad la rueda de delante manda sobre la moto y acabas haciendo verdaderos esfuerzos para mantener una trazada recta. Vamos poniendo en práctica las técnicas que habíamos leído con atención sentados en el sofá de casa preparando el viaje. Que si el peso atrás, que si  vigila esto…que vigila lo otro…nuestra experiencia nos dice ahora que ante las adversidades…GAS!!
Cuando vas despacio la rueda de delante se intenta clavar en los suelos blandos y es cuando empieza a zigzaguear y tú a sudar. Dar un poco de gas y buscar que la moto traccione hace que el peso  recaiga sobre la rueda trasera, liberando la delantera, haciendo que desaparezcan esos movimientos tan peligrosos. Lo decimos así porque la experiencia nos dice que son peligrosos, vamos, que si no intentas poner remedio vas al suelo.
La banda de rodadura de los Metzeler Karoo3 consta de gruesos tacos transversales en forma de pala y nos ha proporcionado en todas las situaciones un gran agarre, tanto traccionando en arena como rodando por pistas duras y asfalto.  Agradecer desde aquí a Neumáticos Trullas y al mismo Metzeler que nos ayudaran a elegirlos. Tema neumáticos y material le dedicaremos un post a parte.
Se me olvidaba, para rodar con seguridad en offroad hay que ir de pie todo el rato, sentarse significa desplazar peso delante, que se hunda la rueda y que empiecen los meneos.

Empezamos  el desierto a ritmos diferentes pero al ir intercomunicados no tuvimos ningún problema de perdernos, bien al contrario, el que iba delante podía ir avisando de lo que se encontraba en el camino y de los mejores desvíos a tomar.

En este desierto no hay una sola pista que vaya hasta tu destino, hay decenas de pistas paralelas. A menudo te cruzas con camiones y vehículos que circulan en pistas a centenares de metros.
Mongolia parece dividida en dos. La parte de Ulan Bator, que es la capital, es la más desarrollada y se suministra principalmente de Rusia. Al oeste está la barrera natural del Gobi. Así y todo hay valientes transportistas que atraviesan estas exigentes pistas destrozando sus vehículos. Son verdaderos mecánicos al volante porque tienen que reparar averías, que nuestros mecánicos tardarían un par de días, en un rato y utilizando piezas de repuesto usadas o adaptadas. Mas adelante veréis como se cambia un rodamiento de un tensor de una correa, reconstruyéndolo partiendo de rodamientos hechos polvo.

Nuestro amigo Ignasi Calvo de GR11.net nos habia informado de lo que nos deparaba la travesía del Gobi y tal y como nos contó a unos 200kms de al última gasolinera encontramos arena, mucha arena.

Jordi tuvo algunos sustos antes de llegar a la arena pero fue solventándolos y cogiendo seguridad. Pasé uno de los primeros tramos de arena y paré un poco mas adelante. Por el intercomunicador avisé a Jordi que tuviera cuidado y intenté orientarle para que pasara la zona por la parte mas dura. Nadie contaba que habia una piedra escondida entre la arena y fue a darse contra ella dando casi una vuelta de campana, lanzando a Jordi al suelo y cayéndole la moto encima de él. No vi la caída pero escuche la locución del trompazo en directo.

Volví atrás tan rápido como pude y pude ver a Jordi rebozado, escupiendo arena de rodillas al lado de la moto. La GS habia dado la vuelta entera y estaba mirando la dirección contraria. Jordi se puso en pie y me dijo que habia perdido una lentilla, la encontramos pero ya no tenia remedio. Se quejaba de un pié y de un golpe en el pecho. Parecía que la caída solo le habia magullado pero habia sido mas fuerte de lo que pensamos en un primer momento y las consecuencias serian importantes más adelante.

La moto tenia el pico roto, la defensa del cilindro doblada, el retrovisor arrancado y habia perdido el cristal de uno de los focos led. Verdaderamente Jordi habia caído en una trampa difícil de superar. Arena muy fina, roderas y un pedrusco de unos 5 kg.

Según nuestros planes a 20 kms teníamos que vadear un río y decidimos que seria un buen lugar para descansar y reponer fuerzas.
Parece increíble encontrarse un río en medio de un desierto. En el lado izquierdo hay una serie de girts con variada oferta de comida y alojamiento. Vemos también camiones, furgonetas y tractores que, si no te ves capaz de superar el río, pagando te pasan al otro lado si mojarte. Al llegar nos ofrecieron la posibilidad de pasar la moto pero el precio era alto. Kilómetros antes preguntamos a un par de vehículos que pararon para interesarse por el estado de Jordi en la zona de la caída y nos dijeron lo que habían pagado ellos para que los remolcaran para cruzar el río con el motor parado y era unas tres veces menos de lo que nos pedian a nosostros.
Estuvimos mirando cual era la zona que menos cubría fijándonos en algún camión que pasó. Con nosotros estaban dos conductores de camión que parecía estaban descansando. Uno de ellos hablaba inglés y nos indicó un zigzag dentro del rio que debíamos hacer para pasar por la zona buena. Hasta le pidió al otro conductor, que resultó ser su hermano pequeño, que pasara con el camión y que nos convenciéramos que no era tan complicado.
El principal problema era que entrara agua por la toma de aire del motor, que está justo encima del cilindro derecho. Por lo que vimos el agua no cubría lo suficiente como para tener problemas. Llevábamos un tubo de más de un metro para montarlo a modo de ´snorkel´ expresamente para este vadeo pero no lo vimos necesario. Me armé de valor, encaré la moto y empecé a cruzar el río. Una cosa es ver el zigzag desde la orilla y la otra es ir sorteando piedras e intentar coger alguna referencia de donde girar. Resultó que hice el zigzag demasiado largo y la GS empezó a tragar agua hasta que se paró. De hecho la sensación que tuve es que se habia calado pues ya estaba casi en la otra orilla. Le di un toque de botón de arranque pero al instante noté que no estaba calada…estaba inundada.
Unos cuantos de los que estaban en la otra orilla mirando como intentaba el vadeo se metieron en el agua para venir a echarme una mano y sacar la moto. Yo solo no hubiera podido. Entre los que vinieron estaban los que hacían negocio pasando vehículos. Entre todos la sacamos y la dejamos en tierra firme. Como ya se habían metido en el río, pasaron la moto de Jordi empujando con el motor parado sin más problema.
Para vaciar el motor de agua lo único que hay que hacer es sacar las bujías de los dos cilindros y darle al motor de arranque para que escupa el agua que ha entrado. Se secan un poco las bujías antes de montarlas de nuevo y en principio arranca. Tuvimos que repetir la operación un par de veces pues parece que le costó mas de la cuenta escupir toda el agua. Arrancó a trompicones pero los presentes, acostumbrados a este tipo de incidente, aseguraron que cuando en motor se calentara volvería a ir redondo. Y así fue.
Antes de despedirnos les ofrecimos unas galletas de chocolate a forma de agradecimiento por haberse tenido que mojar por nosotros y acabamos con los dos paquetes que llevábamos. Nos despedimos de los hermanos de los camiones sin saber que nos volveriamos a encontrar. 
Jordi parecía que iba mas seguro y rodaba deprisa sobre la pista dura, pero volvimos a encontrar zonas de arena y tubo una segunda caída. Igual que en la primera, la moto quedó girada pero parecía que Jordi no se habia hecho daño esta vez.
Encontré mas adelante al hermano pequeño de los chóferes con los que habíamos cruzado el río con el camión averiado y avisé a Jordi que estaba parado por si hacia falta echar una mano al chico. A unos 50 metros de donde estábamos, Jordi tuvo la tercera caída. La moto quedó del revés otra vez y Jordi se hizo daño en un pié. Ya no podía más. Llevábamos 230kms de Gobi y Jordi estaba agotado. Tan cansado que ya no era capaz de conducir la moto con seguridad.
Al chico del camión se le habia roto el tornillo que fija la barra de dirección y nos dijo que no le podíamos ayudar y que si encontrábamos a su hermano le dijéramos dónde estaba.
A unos 8 kms vimos el otro camión parado y le explicamos la avería que habia tenido su hermano. Nos indicó que a unos 20kms habia Denver, un pueblo con gasolinera.
Al llegar al poblado paramos justo en la entrada y pudimos ver que estaba formado por unas 20 girts y un par de sencillas casitas. Vino una señora hasta donde estábamos y nos ofreció sitio para dormir a muy buen precio. La primera opción era compartir girts con la familia y la segunda opción que nos ofrecieron fue que la propietaria de una de las casitas se fuera a dormir al girts de su hermana y fuéramos nosotros quieres durmiéramos en su casa. Esta opción era al mismo precio y nos decantamos por ocupar la casa. Nos ofrecieron cena y nos trajeron sopa Lagman muy buena, que repetiríamos para desayunar pues era el único plato de la ‘carta’.


Ya muy tarde llegaron los dos hermanos camioneros y estuvimos charlando un rato de los problemas que tienen para atravesar tan duro recorrido.
A dormir y a reposar, a ver si mañana Jordi se levanta menos dolorido y con mas ánimos, aunque lleva ya unas cuantas horas anunciando su abandono....
Por la mañana, después del Lagman de desayuno, Jordi me pidió si podíamos intentar encontrar la manera de salir el Gobi con una furgoneta. Empezamos las gestiones y no costó demasiado que viniera una pequeño camión con la caja abierta donde subir la moto de Jordi y llevarla junto con él hasta Altai.





Saliendo de Denver a unos 25kms empezaba una carretera de asfalto nuevo pero aun y así Jordi agradeció no haber de conducir más la moto.
Una vez en Altai descargamos la moto y empezamos las gestiones para encontrar hotel. Después de dar varias vueltas y de encontrar alguno económico, decidimos descansar bien pagando el hotel más caro y poder tomar una merecida ducha después de dos días en el Gobi. 










dimarts, 3 de juny del 2014

Camino del Gobi



La etapa de hoy tendría que haber sido tranquila. Se trataba de salir de UlanBator y dirigirnos hacia el Gobi. La idea era hacer todos los kilómetros de asfalto, dormir y por la mañana empezar el ‘asalto’.
Circulábamos relajados charlando por los intercomunicadores y vimos bastantes coches parados en el arcén, bastante gente y lo que parecía un mercado de animales vivos.  Paramos para ver de que se trataba, siempre es interesante poder observar las costumbres. Nos fijamos en un par de individuos que tenían una oveja inmovilizada en el suelo y que parecía que iban a esquilar. Uno de los individuos empezó a rapar al animal por el pecho y dejo las tijeras de lado. Nos quedamos de piedra de lo que vimos a continuación….Lo contamos? (+18)
El tipo con un cuchillo le hizo un corte al animal donde le habia cortado la lana y con gran habilidad le hundió la mano en la herida para lo que suponemos fue agarrar algún órgano vital y matar al pobre bicho. Seguramente el matarife buscó el corazón. El animal pataleó un rato,  sacó la mano de la herida chorreando de sangre y el pobre bicho quedó moribundo, tocado y hundido… Sin decirnos nada apretamos el botón de arranque casi simultáneamente y nos fuimos impactados por la escena.
No sabemos si los animales sufren mas siendo sacrificados así o tal y como lo hacemos en nuestras tierras, pero tardamos varios minutos en romper el silencio del intercomunicador.

Ya entrada la tarde y recuperados del impacto matinal, en medio de una curva abierta vimos de lejos varios vehículos en medio de la calzada, pero en estos países es normal que cuando necesitan ocupar los carriles por obras o alguna reparación lo hagan sin más, por eso tampoco le dimos importancia. Como ya sabéis Jordi y yo circulamos conectados por intercomunicadores, exactamente los Midland BTX2 de COMRIDER. Ha sido una de las mejores elecciones de material que hemos hecho. Podemos irnos advirtiendo de los obstáculos, hacer adelantamientos seguros y vamos de cháchara todo el rato!
Al acercarnos al obstáculo vimos de se trataba de un accidente de tráfico. Una pick up i un turismo habían chocado casi de frente. Los dos tenían el golpe en la parte frontal derecha y daños mucha consideración, además vimos un chico tumbado en la cuneta y nadie le atendía. De inmediato paramos.
El chico que habia en el suelo fue al que primero atendimos. Tenía heridas en la cabeza y brazos. Se quejaba del brazo derecho y nos dimos cuenta que lo tenia partido. Con ayuda de unos perfiles de pvc y las vendas de nuestro botiquín, le entablillamos el brazo inmovilizándoselo lo máximo que pudimos. Lo abrigamos y intentamos tranquilizarlo. Dentro del turismo habían dos mujeres, una con un brazo roto y posiblemente la pierna y la otra con el brazo y la mandíbula partida. También un hombre que parecía estar mejor pero que al rato empezó a sangrar por una oreja. Ya veis que nos encontramos un buen ‘show’.
Hicimos lo que pudimos con todos/as mientras reclamábamos ambulancias ante la pasividad de los cuatro conductores que habían parado.
Casi dos horas después llegaron dos furgonetas, pararon cerca y bajaron cuatro señoras, dos conductores y un chaval joven de uniforme. Las señoras llevaban una especie de patucos blancos por lo que supusimos que eran enfermeras. El chaval era policía y no sabia ni que hacer pero hizo acto de presencia. Le dijimos quien éramos y lo que habíamos visto y hecho esperando que nos pidiera algún tipo de dato para hacer su informe del batacazo pero nos dijo que ya podíamos irnos. Los dos conductores pasaron a ampliar el número de curiosos.




Nos fuimos hacia las motos mientras las enfermeras atacaban a los accidentados con agujas y jeringas, pobres… mal país para tener que ser asistido de urgencia.
Habiamos 'perdido' bastante tiempo en el accidente y ya no llegamos a la ciudad donde queriamos buscar hotel así que pusimos el radar en marcha para intentar localizar donde pasar la noche.
Como de costumbre, van pasando los kilómetros y no aperece ningún rotulo de hotel, de hecho no vimos ni una triste gasolinera donde preguntar y recibir la ya conocida respuesta de: '20 kms patom'...
Al atravesar un zona con cuatro casas mal contadas vimos dos surtidores de gasolina y una chica salia de la caseta. Le preguntamos si sabia de algún lugar cercano donde pasar la noche y nos dijo que no habia problema, que su madre tenia un HOTEL!!
Vaya suerte la nuestra! habiamos ido a preguntar a la persona adecuada. Nos acompañó a la caseta junto a los postes de gasolina (80oct. y diesel) y salió su madre. La mujer nos señaló con el dedo la parte alta de otra caseta que habia allí mismo. Parecia que bajo tejado tenian adecuada una habitación para tipos inútiles que buscan hotel a horas intempestivas lejos de cualquier nucleo habitado....osea, nosotros.
El precio fué rápido de pactar. Barato. Y la señora nos dijo que nos haria cena, además nos la llevaría hasta la habitación. Le preguntamos si habia enchufes para poder recargar todos los aparatos electrónicos que usamos y nos dijo que la electricidad llegaría por allí las ocho de la tarde. Quedaban minutos, perfecto!
La habitación era grande como toda la planta de la caseta y la señora nos preparó dos camas mientras descargabamos el equipaje. El sitio era amplio, limpio, barato y con el WC a 200 metros campo a través. A las ocho no llegó la corriente y fuimos a preguntar a la gasolinera. A las nueve llegará. Nos instalamos y inspecionamos el lugar. A la gasolinera paraban a repostar los vecinos del diseminado. Camiones con motor a gasolina, furgonetas,.., y motos!



Eramos la atracción del momento. Bueno, nosotros no! las dos GS's! Todos venian a verlas y curioseaban las suspensiones, maletas,... " acuda? cudá? money dolar? avion? y con el dedo indicando cuanto corre?.."
Pasó el rato y a las nueve no llegó la electricidad. La que llegó fué la señora con una olla de Lagman. 
Lagman es una sopa típica de UlanUde de carne, col, patata, zanahoria y fideos. Al igual que la Borsh, la hemos ido probando a lo largo de los kilómetros y en cada zona la adaptan a sus gustos. De hecho cunado paras a comer o cenar, sólo se pide un plato y una sopa de este estilo es para ellos plato único. Les cuesta entender cunado a veces hemos pedido primer y segundo plato. Otra curiosidad es que ellos paran a comer, les sirven, comen y se van. La parada es de 10 minutos máximo y no como nosotros en nuestras tierras que comer es una operación que a menudo se alarga mas de una hora o mas.
Cenamos a la luz de una linterna led y nos dijeron que de las 23 no pasaba que llegaba.... Acabamos de cenar y nos dispusimos resignados a recargarnos nosotros durmiendo, los aparejos electrónicos tendrian que soportar un dia mas tirando de bateria.
A la mañana siguiente amaneció todo nevado. Por la carretera (pista de tierra) no circulaba ningún vehículo y temimos no poder continuar. Nos pusimos en marcha enfundados en nustros trajes de agua rumbo a Bayankhongor, nuestra meta del dia.
Llegamos a Bayankhongor a buena hora para buscar hotel. Una vez instalados decidimos salir a inspeccionar la zona a pie. A menudo se nos hace difícil saber qué venden en una tienda y la mejor manera de saberlo es entrar y comprobar lo que ofrecen. Desde fuera parecen cerradas, no tienen cristaleras y las puertas son macizas. Los rótulos, hasta que no te los aprendes, tampoco ayudan, así que entramos en todas y cada una de las que vimos. Siempre encuentras curiosidades y maneras distintas de ofrecer los productos a los que estamos acostumbrados. Una visita a un supermercado te da una visión de qué consumen los habitantes de la zona.
Cenamos en el mismo hotel y a dormir.

divendres, 30 de maig del 2014

Gengis Kan

Nos hemos levantado tarde. En la yurta (le llamaremos GER, que es como aqui la llaman)( http://es.wikipedia.org/wiki/Yurta ) hemos dormido de fabula. Nos ofrecieros dormir en habitacion o en el gerts y nosotros, avidos de aventura, sin dudarlo a la tienda! En el ger donde hemos dormido caben unas 8 personas, tiene una estufa de lena y una pequena pica para lavarse sin agua corriente.
Desde Ucrania que la disponibilidad de agua corriente en casas, bares, restaurantes fuera de ciudad es muy reducida. Normalmente tienen un pequeno deposito que va llenando de agua y en la parte inferior una pieza que al colocar las manos debajo lo tocas y abre el paso del agua. (foto en cuando tengamos acceso)
Desayunando coincidimos con el chico coreano que conocimos ayer y al acabar nos fuimos junto a visitar la colosal estatua de Gengis Kan a unos 45 kms de Ulan Bator.
En el mismo Oasis pedimos que en un papel nos escriban en mongol: 'podria indicarme como llegar a la estatua de Gengis Kan?' y nos fue muy bien porque cuando nos parecia estar proximos preguntamos varias veces en gasolineras que nos indicaron los desvios que debiamos tomar.
La estatua se ve a lo lejos. Como la Madre Rusia de Volgogrado, es enorme! Es plateada y brilla al sol lo que le da un punto aun mas de extraordinario. Aparcamos las motos y empezamos a subir la escalinata hacia los pies de Gengis, del caballo de Gengis mejor dicho. La escalinata es majestuosa, pero de construccion sencilla. Algunas de las losas de piedra que la forman se han movido o roto y se ve que ha sido hecha casi sobre la propia montana, sin apenas preparar la superficie. En lo alto de la escalera nos reciben dos especatculares guerreros mongoles de bronce sobre sus caballos.
Entramos en el edificio que hay bajo Gengis tras pagar la entrada de turista. Muy amablemente nos explican que podemos encontrar en el edificio y los accesos a la parte superior, para subir a la escultura o para comer algo en el el restaurante.
Empezamos la visita dando una vuelta por el museo y nos entretenemos un buen rato entre vitrinas. (http://es.wikipedia.org/wiki/Gengis_Kan)
 Llega la hora de subir. Esta visita era una de las previstas y indispensables del viaje.
Salimos al exterior sobre la crin del caballo. Ahora nos damos cuenta que la escultura es de acero inoxidable  pulido (a falta de comprobarlo con un iman). Como tantas veces nos ocurre es muy complicado describir el momento. La sensacion de desproporcion a lo que estamos acostumbrados nos abruma. Te sientes pequeno ante el reluciente Gengis y las vistas desde la crin de su caballo son espectaculares. Es ahora cuando nos damos cuenta de lo enorme que es esta escultura.
(colgaremos fotos en cuanto podamos)

Nos despedimos de Gengis desde la cima de la montana de delante a la que hemos subido en moto campo a traves. Sacamos alguna de las fotos que quedaran para el recuerdo, desde aqui la vista general es muy buena.

A las cuatro habiamos quedado con Kosh, un japones propietario del taller mecanico junto al Oasis. Decimos junto pero para ser mas exactos, el taller tiene acceso directo al Guesthouse. Queriamos cambiar las ruedas de las Gs's antes de afrontar las etapas de offroad al salir de Ulan Batar.
A golpe de palanca y fuerza bruta cambiamos entre todos las cuatro ruedas en poco mas de dos horas ademas de reponen algun tornillo perdido y bombilla fundida.

Cenamos en el Oasis y a dormir que manana salimos hacia el Gobi!!

(fotos cuando podamos)(disculpad la ortografia, estoy delante de un teclado ruso y lo complica un poco)

dilluns, 26 de maig del 2014

Ulan Bator



Llegamos a la frontera a primera hora advertidos que podría ser que las gestiones se alargaran horas. No se si es que tenemos suerte pero la salida rusa fue muy sencilla y rápida. Los agentes hablaban un poco de ingles y nos ayudaron a rellenar diversos impresos. La única pega que nos encontraros fue en uno de los pasaportes que habían traducido una ‘G’ como una ‘J’ en el nombre de pila y al no concordar quisieron realizar comprobaciones. Al final dieron el visto bueno y pasamos a la siguiente frontera despedidos entre sonrisas y ‘Good bye’s’, abriéndonos la valla fronteriza.
Ya estábamos a punto de pisar Mongolia!!
En Mongolia lo primero que hicieron fue hacernos pasar en moto por una resbaladiza piscina de desinfectante. En el siguiente puesto dos policías jóvenes nos pidieron el ‘white paper’. No lo teníamos ni sabíamos de qué hablaban pero nos indicaron que nos habíamos pasado de largo un control i que era allí donde nos lo tenían que dar. Fuimos a pie hasta una oficina donde nos lo tramitaron sin más problema. En la cola de este trámite coincidimos con muchos mongoles que salían hacia Rusia a comprar. Seguramente propietarios de tiendas, las tiendas rusas deben estar más y mejor surtidas que las mongolas, pensamos.
Ya con el ‘white paper’ el siguiente paso aduanero fue, bolígrafo en mano, rellenar unos formularios escritos en mongol. Así como hay idiomas que puedes llegar a cazar palabras, el mongol, es imposible! Escrito nada y hablado no se parece absolutamente a ningún otro del que sea capaz de comprender algo. Además, fonéticamente, tiene unos sonidos complicados para nosotros. Hemos conocido mongoles que nos han dicho palabras para que las aprendiéramos y resulta complicado. (al menos a nosotros)
Acabados los trámites y con todos los sellos estampados damos por acabado el trámite del vehículo y de la documentación personal. Resulta curioso que aquí los funcionarios que estampan sellos tienen cada uno el suyo atado por una cadena y dentro del bolsillo del pantalón. Es una especie de cajita metálica redonda que en un lado lleva el sello y en el otro la tinta. Se lo sacan del bolsillo, estampan el sello y se lo vuelven a guardar..
Salimos de la aduana revisando no dejarnos ningún sello ni papel ni trámite para no tener problemas más adelante. Imaginaos una salida del país faltando un sello de entrada…
Allí mismo cambiamos moneda en una de las tres oficinas bancarias que hay en el mismo recinto y salimos casi millonarios de moneda mongola.
Aun nos quedaba un trámite importante, el seguro obligatorio del vehículo. Nuestra carta verde era válida hasta ahora, pero las iniciales MNG no aparecen en los países cubiertos así que hay que contratar el seguro. Un tipo sentado en una oficina, aficionado al billar en sus horas libres, rellenó unos impresos y salimos de allí asegurados y reasegurados para 30 días por 10$ la moto.
Fuera de la oficina nos esperaban para cambiar moneda pero ya lo habíamos hecho y con mejor cambio que el que nos ofrecían ellos.
Mongolia es un cambio de paisaje radical. Llanuras onduladas sin apenas vegetación leñosa o sea, sin apenas un árbol. Rebaños de cabras, ovejas, vacas y caballos muchas veces conducidos por pastores a caballo o en moto. Parece mentira como van los pastores con sus motillas chinas!
Las motos que vemos por Mongolia no son de ocio, son para trabajar. Casi todas son idénticas, cuatro tiempos de 150 cc y con la misma estética. Montan neumáticos taqueados y cada propietario se ocupa de personalizar su montura con detalle. No sabemos de qué seria capaz un Mongol con una enduro actual porque si con sus monturas van como van… Aquí no es obligatorio el uso del casco ni tampoco respetar el número de plazas, familias enteras se trasladan sobre dos ruedas.
Llegamos a UlanBatar. (http://es.wikipedia.org/wiki/Ul%C3%A1n_Bator )Ya de lejos se aprecia la ciudad. Sobre ella hay una nube de contaminación marrón grisácea que nos augura debe ser una ciudad con muchísimo tráfico. No nos equivocamos. Teníamos previsto dirigirnos al Oasis Guesthouse, para casi obligada para todos los Overlanders que pasan por aquí, Cruzar la ciudad fue una odisea. El tráfico es muy agresivo y solo sirve la ley del mas grande. Por suerte a las motos, al menos a nosotros, nos respetaron mínimamente. Presenciamos autobuses picados entre ellos cerrándose el paso. Coches que como te cuelas y yo no quiero acababan tocándose. Golpes laterales al cambiar de carril cuando les da la gana…
Finalmente llegamos al Oasis. Nos abrió la puerta la chica de Mongolia que ha quedado al mando del alojamiento. Teníamos constancia que el Oasis lo habían montado una pareja austriaca pero que el año pasado solo quedaba la chica y finalmente se ha ido también. La chica que lo lleva ahora nos ha ce aparcar las motos y casi sin dejarnos tiempo para poner los pies en el suelo no hace una ruta guiada por todas las salas mientras nos va cantando las normas y maneras de funcionar del Gueshouse. Hay de todo, desde taller de motos contiguo y con entrada directa, lavarropa, comedor, cocina y hasta peluquería.
Nos alojamos en un ‘Gerts’ como dicen ellos, ‘Yurta’ como nos parecía que se llamaba y ‘Guirts’ como lo llaman los mongoles a las tiendas redondas de color blanco y súper confortables que usan muchísimos mongoles para vivir.
Conocimos a Jeonghun, un chico coreano que viaja solo en una DR650 y con el que compartiremos una visita el dia siguiente.








dijous, 22 de maig del 2014

Ulan Ude



Ulan Ude es una urbe enorme con un tráfico muy denso. La hemos tenido que atravesar completamente. Estamos en un país en el que las ciudades están creciendo mucho, lo vemos en que hay muchos edificios nuevos y en construcción pero están olvidando las infraestructuras necesarias para absorber el aumento de población y por tanto de tráfico rodado. ( http://es.wikipedia.org/wiki/Ul%C3%A1n-Ud%C3%A9 )
Después de circular por medio de montañas y zonas inhóspitas cuesta de golpe adentrarse en una gran ciudad, llena de trampas en el asfalto, tráfico denso y agresivo.
Nuestro objetivo en Ulan Ude es ver la gigantesca cabeza de Lenin que hay en el centro. Aparcamos en la plaza justo delante del busto. Durante el viaje hemos ido viendo otros bustos de Lenin pero este supera con creces los demás, es por eso que es el mayor del mundo. 
Mientras realizamos el ritual de sacarse guantes, casco, abrir maletas,..., somos a menudo el centro de atención de la gente que nos ve. Al principio del viaje la gente se sorprendía de nuestro destino, ahora es la procedencia lo que les asombra. En Rusia “Acuda?” o de dónde vienes?, “Cudá?” o dónde vas?. 
 Nos acercamos al "cabezón" de Lenin para fotografiarlo de cerca y al volver a las motos nos esperaba un tipo con pinta asiática. Decía ser del moto club de UlanBaatar pero que estaba en UlanUde y que también era socio de este club. Nos explicó que el moto club de la ciudad habia acogido a muchos motoristas en ruta y que disponían de camas y ducha si queríamos pasar la noche allí. No nos pareció mala idea pero antes queríamos visitar el monasterio budista que hay en la afueras de la ciudad. Nos dijo que en la plaza donde estábamos habían diversas WiFi’s abiertas y que cuando volviéramos de la visita, él se habría dado de alta en nuestro facebook y podríamos hablar para quedar en el moto club. Le dimos nuestra tarjeta con las direcciones de facebook, email,…, y nos fuimos a visitar Ivolginsk .                                   ( http://en.wikipedia.org/wiki/Ivolginsky_Datsan ).
Este templo budista está abierto a todo quien quiera visitarlo. En su interior vemos las sencillas viviendas de sus habitantes y los coloridos templos.  El recinto se visita por un camino empedrado que va uniendo los diferentes puntos a visitar. Coincidimos con visitantes  que creemos vienen con frecuencia. Giramos alrededor del recinto en el sentido de las agujas del reloj y a partir de ahora todo será en sentido horario y vamos siguiendo y copiando los movimientos de nuestros guías esporádicos.
Nos cuentan que aquí hay un monje que con solo verte y tomándote el pulso te dice de qué padeces y puedes irte cargado de remedios naturales para tratar los males que te ha encontrado. 
Tomamos fotografías y pasamos un par de horas deambulando entre coloridos templos, casas de madera, tiendas de souvenirs y algún que otro monje, una visita interesante. Lastima nuestra ignorancia sobre el budismo porque seguro que le habríamos sacado mucho partido si hubiéramos conocido la simbología y tradiciones budistas.
Retrocedimos hasta UlanUde para encontrarnos con el socio del moto club con el que habíamos quedado. En la plaza nos conectamos a Internet pero no vimos que se hubiera “hecho amigo” el chico motero. Nos lo tomamos con calma y aprovechamos para charlar con la familia.
Pasó una hora y no teníamos noticia de él. Decidimos tirar adelante hacia la frontera con Mongolia con la intención de encontrar algún hotel durante el camino.

Paramos después de unos 60kms en un pueblo que nos pareció suficientemente grande como para disponer de algún hotelito. En la gasolinera, preguntamos y nos indicaron que en el centro, junto al Baikal Bank habia uno. Fuimos hasta el centro del pueblo y no fuimos capaces de encontrarlo. Preguntamos y mientras intentaban guiarnos por señas paró un vehiculo del que bajó un tipo grandote. Tenía cara de ser bonachón y nos dijo como pudo que las motos no estarían seguras en la calle y que nos guiaba hasta un lugar seguro. Atravesamos el pueblo en dirección contraria hasta una especie de garaje donde un guardia de seguridad controlaba la zona. Nos negoció 200 rublos por guardar la moto durante la noche. La opción era correcta pero algo nos daba mala espina. Nos sentíamos demasiado observados por la gente y grupos de jóvenes se giraban a nuestro paso y no era para saludar como estábamos acostumbrados. Quedamos con el guardia que íbamos al hotel a descargar y que después volvíamos a guardar las motos. En el camino hasta el hotel vimos una comisaría de policía. Paramos a preguntar. Habia diversos tipos de polis, Vestidos de camuflaje, con traje azul y unos de mas serios con una especie de cazadora de piel lisa negra. Después de hacernos entender y explicarles quien éramos nos dijeron que podríamos dejar las motos allí mismo ya que estábamos en un pueblo bastante conflictivo. Les dimos las gracias y fuimos hacia hotel, que aun no habíamos ni encontrado. Al parar las motos en la puerta, en medio de una calle sin asfaltar que parecía extraída del una peli del oeste, se nos acercaron unos chicos que se interesaron por nosotros. ‘Acuda?  Cudá? ‘ que si pon la moto en marcha, que a ver como suena si aceleras,…’ de pronto aparecieron dos policías y los chicos se esfumaron al primer bufido policial. Estos agentes ya sabían quien éramos y parecía que les habían enviado a ver cómo nos iban los trámites. Mas en señas que hablando entendimos que no era bueno que nos quedáramos allí, que peligraba nuestro equipaje y que también las motos ni que las cerráramos en un patio interior que los del hotel ya nos habían abierto. Nos remitieron a hacer los casi 200kms hasta la frontera con Mongolia y que allí encontraríamos hotel y la tranquilidad necesaria.
Ipso facto agradecimos su propuesta y salimos de allí pitando. En la carretera no vimos ningún hotel ni pueblo, todo desierto, hasta que a nuestra izquierda encontramos un pequeño restaurante.
 Paramos a preguntar la posibilidad de dormir allí y después de deliberar dentro de la cocina, salió el propietario y nos dijo que nos quedáramos que no habría problema.
Aquí reside una familia formada por Sasha, su mujer Tania, sus tres hijos y varias personas mas que creímos fueran familiares.

Sasha nos mostró la que seria nuestra habitación y vimos que estábamos ocupando la habitación de alguien, vamos que alguien de la familia esta noche dormiría en algún sofá. Sasha nos ofreció cenar y después nos ofreció prepararnos una sauna rusa a lo que no pudimos negarnos.
La cena fue de platos típicos de la zona, todos buenísimos. Estamos preparando un post especial “comida” en la que podréis ver TODOS los platos que hemos probado.
La sauna era “hand made” con maderas, aislantes, ladrillos y la caldera soldada por el propio Sasha. Está en una caseta adjunta a la principal con una primera habitación con un par de sofás y una mesa. Por una puerta hecha de tablones entras en el infierno! Teníamos un barril enorme de agua helada, dos palanganas metálicas, un bote con mango de madera para tirar agua sobre unas piedras calientes para generar vapor. Nos trajeron varias ramas con hojas atadas entre sí formando una especie de escoba. Sasha nos explicó qué debíamos hacer con todos los utensilios.  
Cuando alguna vez tienes oportunidad de hacer algo diferente y especial no pierdas la oportunidad, ésta fue la nuestra y nos acordaremos de por vida. Tomamos una sauna  rusa en el mejor de los lugares, en la propia casa de un ruso amable y generoso.
Gracias Sasha, Tania y familia.